martes, 23 de diciembre de 2008

Felices - dades

Sobre Buenos Aires caía el mediodía anunciándose con una ola de calor que aplastaba a las personas que salían a almorzar en pleno microcentro porteño.
Los aires acondicionados escupían bocanadas de aire caliente hacia el exterior de los edificios dejando poco espacio para la solicitada brisa de verano.
A esa hora la ciudad era un infierno, mucha gente salía a almorzar o a realizar todo tipo de trámites con la esperanza de que al ser la hora de la comida, no hubiera tanta cola.
La cantidad de gente era importante, sobre todo en la calle. Todos caminaban absorbidos en conversaciones y pensamientos, chistes de oficina, problemas bancarios, o planeando el after office al cual irían finalizado el día.
Escotes y piernas largas hacían que el calor se sintiera mucho mas, al menos en los hombres, “salir a esa hora era hacerse mala sangre”.

Faltaba un día para que fuera la fiesta de Navidad (2008), y por una sociedad consumidora Buenos Aires estaba sumergida en un caos de bolsas zapatos y ofertas.
Como alguna especie de cabala, la mayoría de las personas esperaban al ultimo momento para hacer las compras de regalos.
Ese día Ariel se encontraba en un conocido shopping de la capital, el shopping de las sonrisas. Junto a el estaba Eva.

- ¿Papá cuanto falta?
Ariel y Eva se encontraban haciendo la cola, para poder ver a Papá Noel. Delante de ellos había como cincuenta personas, quizás un poco más, quizás un poco menos.
- No lo se mi amor, ni siquiera se si llego Papá Noel, hace una hora que estamos parados acá.
- ¿Porque no le preguntas a la chica que esta vestida de duende?
- Con mucho gusto lo haría – Ariel sonrió por dentro mientras observaba a la joven de no mas de veinticinco años, vestida con un atuendo muy apretado e inocente, para ser un “duendecito” real. Pestaño y se dio la media Vuelta. – Em, discúlpeme Sr., ¿por casualidad Ud sabe a que hora es el evento?
- Tengo entendido que al mediodia, pero también dijeron que… - el hombre miro a Eva – Papá Noel esta un poco demorado porque tuvo problemas mecánicos con... em… el Trineo.
- Muy amable, gracias – Respondió Ariel mientras volvía a darse la vuelta. – Todavía falta una hora y si esta demorado Dios sabe cuando nos vamos a ir de acá –
- ¿Papá?
- ¿Que pasa mi amor?
- ¿Va a venir Papá Noel?
- ¿Trajiste tu cartita?
- Si acá esta – Eva dio unas palmaditas en uno de los bolsillos de su vestido.
- Entonces mas vale que venga o lo llevo preso – Ariel sonrió ante los ojos de su pequeña hija.
Eva lanzo una carcajada luego de la mirada cómplice que le dirigió Ariel - Jajaja, ¡papá, como lo vas a meter preso!, ¡es Papá Noel!
Ariel también sonrió al escuchar la risa de su hija – ¿Como que no?, sabes como lo pongo a coser billeteras al gordo detrás de los barrotes si no se aparece.
Eva volvió a sonreír
- ¿Por qué billeteras?
- No importa corazón, es un chiste.

Por suerte para Ariel no hubo mas demora que la habitual en una clase de evento de ese tipo. Pero su mal humor se vio disuelto cuando vio la excitación de su hija Eva al ver entrar caminando a Papá Noel saludando a todos los chicos presentes.
Se sentó en su silla, y con disimulo se acomodo un poco la barba que debía darle mucho calor a esa hora del, llamo a una de las “duendecitas” y luego de hablar un poco con ella, las puertas mágicas se abrieron y el primer niño paso a dejarle su cartita.
Así fueron pasando de a uno, y por mas que cada niño se tomaba un poco de tiempo a Ariel se le hizo mas llevadero saber que pronto les tocaría su turno.
Cuando llegaron a la puerta una de las amables “duendecitas” les pregunto
- ¿La nena se va a querer tomar una foto con Papá Noel?
- Gracias, trajimos nuestra propia cámara – Ariel saco su celular y se lo mostró a la chica mientras lo agitaba un poco.
- Lo siento señor, pero solo nuestro fotógrafo esta autorizado a tomar fotografías a los niños con Papá Noel –
A Ariel no le pareció hacer un escándalo delante de Eva, al menos no en ese momento, ¡lo estaban robando!, típica avivada Argentina. Ariel se trajo su personalidad y pregunto
- ¿Y cuanto cuesta la fotografía señorita?
- Quince pesos, la puede abonar cuando la retira – y dicho esto abrió la puerta para que Eva pudiera pasar.

Eva se lanzo tímida y un poco cautelosa dándole poco tiempo a Ariel para tomar una decisión acerca de la fotografía. Se paro en el medio entre Papá Noel y Ariel.
- Acércate niñita, ven, muéstrame tu cartita. – Era un poco irónico pensar que la ilusión de ver a Papá Noel radicaba mas en los adultos que en los niños, a muchos de ellos le daba miedo ver una persona embutida en un saco rojo, con toda la cara sudada a causa de la barba y el cabello que se pegaba en la frente de una forma irritante y calurosa.

Eva se dio la vuelta para verlo a su papá que estaba parado detrás de la puerta con una sonrisa en la cara que decía “¡mira Eva, es Papá Noel!”, luego volvió hacia el hombre de rojo y le pregunto. - ¿Puede venir mi Papá también?
- Jo Jo Jo – Papá Noel hizo un ademán con su mano indicándole a la chica de la puerta que dejara pasar a Ariel, no tenia todo el día, aun faltaban muchos chicos y ¡dios, empezaba a hacer mucho calor adentro de ese traje!

Luego de que Eva le explico a Papá Noel lo que quería con sumo detalle para que no le trajera algo “igual” o “parecido” como había pasado en los otros años, tomaron la foto.
Al retirarla del centro de Impresión, Ariel sonrió y se quedo unos segundos perdido en aquella imagen hasta que Eva lo sacudió del saco.
- ¡A ver, a ver, yo quiero ver también! – Ariel bajo la mirada y con una sonrisa que nacía en sus labios, observo a su hija., guardo en su memoria esa imagen de felicidad de su hija saltando entusiasmada. No todos los días se lo puede ver a Papá Noel y darle una carta en persona. Ariel Sonrió de nuevo.

- ¡Mira con la cara que Salí! – decía Ariel mientras le enseñaba la foto a Eva. – ¡Re feo!, deberían devolvernos la plata, ¿no?
- Ay Papá saliste re lindo, jajaja a mi me gusta como estas
- ¿Tenes hambre pequeña?
- Si, me muero de hambre
- ¿Qué tenes ganas de comer?
- Mm., ¿Mac Daniel?
- Bueno dale
- ¡Bieeeeeeenn!

Antes de que terminara la excursión por las tierras navideñas, Ariel paso por un bazar donde compro un portarretrato que Eva escogió. Ahí mismo lo abrieron y pusieron la foto que se habían tomado momentos antes.

Pasadas las nueve de la noche, Eva saludo a su mamá Enid y se fue a su cuarto, abriendo su cama para acostarse.
Antes de apagar la luz de su velador se quedo mirando la foto que se habían tomado con Ariel junto a Papá Noel.
Ella había salido bien, aunque estaba mirando para otro lado, nadie le aviso que cuando decir “whisky”, Papá Noel estaba sonriendo, pero por alguna razón Ella lo veía como que sufría debajo de tanta ropa. Ariel tenía cara de asustado, su sonrisa parecía a la sonrisa de alguien que ríe por nervios o vergüenza.
Eva se río y cerró los ojos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Amigos

- A ver si entiendo lo que intentas decirme.
Pablo miro a Ariel a los ojos y mantuvo esa mirada junto con el silencio tomándose una pausa para poder acomodar sus palabras.
Ariel se encontraba sentado en un sillón de cuero color negro, el living era bastante pequeño pero muy bien equipado.
Pablo era aficionado a los autos de carrera, los libros y la electrónica. Había estudiado leyes recibiéndose con excelentes notas, al poco tiempo entro en una importante firma de abogados donde actualmente ejercía su profesión.
Era irónico pensar como se conocieron con Ariel.
Pablo era abogado penalista y por lo general siempre estaba en la punta opuesta en la que Ariel se encontraba ya que el defendía a los acusados que su amigo intentaba meter tras las rejas. Al comienzo su “amistad” fue bastante tirante, hasta que en un juicio uno de los acusados condenados a 20 años de prisión juro vengarse contra Pablo por no haberlo salvado de los barrotes y las cadenas.
A la salida del tribunal un hombre ataco a Pablo y le propino una impresionante golpiza, dejándolo literalmente “roto”.
No obstante, no conforme con eso saco un arma y se disponía a disparar cuando apareció Ariel salvándole la vida.
Desde ese día, se hicieron muy buenos amigos, casi hermanos y a pesar que Pablo siempre esta del otro lado del banco en un juicio, siempre a ayudado a Ariel en problemas judiciales o brindándole todo tipo de información que el pudiera requerir para un caso.

- Dale Bucay, ¿Qué pensas que tengo toda la noche para tus análisis?.
El ataque físico sobre Pablo ese día trajo secuelas muy graves en su vida, debido a la brutalidad de los golpes Pablo había quedado paralítico, su columna se había roto dejándolo montado sobre una silla de ruedas para toda su vida.
Ariel siempre sintió culpa por la desgracia de Pablo, el pensaba que si no hubiera enviado a ese malviviente a la cárcel nada de lo que paso hubiera ocurrido.
Para ese entonces la familia de Pablo no era muy numerosa, sus padre había fallecido cuando el era adolescente, y su madre se había ido a “probar suerte” a Miami cuando el tuvo la mayoría de edad para independizarse e irse a vivir solo.
Estaba solo y eso Ariel lo sabía. Prácticamente se hizo cargo de el, lo alojo en su casa por un tiempo levantándolo en los momentos difíciles y ayudándolo en sus rehabilitaciones psicológicas.
Fueron tiempos difíciles y duros, para ambos. Ariel empezaba a divorciarse de su ex esposa Enid y Pablo empezaba a entender que nunca mas iba a poder caminar, aceptando la idea de que estaba condenado a pasar su vida en una silla de hierros torcidos y ruedas chillantes, guantes de cuero y actitudes indiferentes hacia su persona.
Sin embargo esto los unió muchísimo más. Ariel le confeso a su amigo que el había nacido con un don. El don de poder ver cosas que en un plano normal no podrían verse, a excepción de que estuvieras realmente loco. Fantasmas, Espíritus, Demonios, Ángeles, todo lo que estuviera relacionado con otros planos astrales el podía verlo de forma tan natural como alguien mira a los ojos a otra persona.
Si bien al comienzo Pablo no le creyó, empezó a darse cuenta de que realmente su amigo hablaba en serio.
Pablo nunca fue técnicamente un hombre de ley. El tenía sus contactos para conseguir cualquier tipo de información, y cuando Ariel empezó a requerir de su ayuda en cuanto información específica Pablo se dio cuenta que realmente afuera había un mundo, un universo de gente y cosas que se ocultaban todos los días a las miradas monótonas.

- ¿Hablas en serio no?, ¿seguro que no tomaste nada antes de venir hasta acá Ariel?.
Con el tiempo Pablo se obsesiono con el tema “sobrenatural” y se volvió un experto en la materia. Ariel ya conocía muchísimas cosas sobre el asunto. Por elección propia sus estudios universitarios se orientaron a la investigación de ciencias y lenguas muertas, así como todo tipo de estudio que realmente no le serviría para un trabajo de oficina cuando se graduara, a contrario de Pablo que lo hacia por simple conocimiento. En poco tiempo supero los conocimientos de Ariel y expandió su red de contactos separándolos en dos grupos.

Los Alumbrados eran personas que poseían habilidades psíquicas, clarividencia, premonición y todo tipo de habilidad que les permitía comunicarse con otros planos no terrestres. Si alguna criatura [Ángel, Demonio, Hada, Elfo, Duende, etc., etc.] pisaba la tierra ellos lo sabían.
Claro que no siempre la información que podían proveer era del todo gratis, gran parte de los Alumbrados eran vagos, personas sin hogar, sin dinero y sin suerte, o comerciantes callejeros, dispuestos a negociar lo que sea a cambio de lo que sabían.
Ellos estaban en la punta de la pirámide de información y siempre eran los primeros en ser consultados por Ariel o Pablo ya que viajaban mucho y siempre estaban bien informados de lo que pasaba o no pasaba en los otros planos.

Al otro grupo se lo conocía como Los Olvidados, compuesto principalmente por seres de otros planos. Argentina tenia una importante cantidad de estos, mas que en otros países del mundo, Ariel siempre pensó que se debía a que era el país con las mujeres mas bellas del mundo, la tierra del asado y el tango, Gardel y Maradona y esa era la razón por la cual muchos caían ahí. Pablo siempre apoyo esa teoría y agregaba también que se debía a que tenían el Turismo Carretera.
Pero la única razón era que en las coordenadas en donde se encontraba Buenos Aires habia una ruptura temporal entre el plano terrestre y el divino/fantástico, haciendo mucho mas sencillo el ingreso de criaturas “no legales” a este mundo. Por otro lado la vida humana posee sentimientos, sensaciones que en otros planos no se encuentran y esta es la principal causa por la cual se cruza al plano humano, para vivir esas sensaciones. Algunas criaturas se vuelven adictas a sensaciones como el amor, la codicia, el poder, el sexo y la fama haciendo su estadía permanente en nuestro mundo.

Los Olvidados también proveían información sobre eventos y noticias recientes al igual que los Alumbrados, solo que la información que ellos daban era mucho más precisa y con mucho más detalle. Pero no eran tan fáciles de manejar como el otro grupo, estos siempre pedían algo a cambio, algunas de simple acceso y otras no tan convencionales.

- Che que mal anfitrión que sos, no me ofreciste un café ni nada de tomar.
- ¡Déjate de joder!, te pensas que esto es un Open 24hs.
- Ja ja ja, no te enojes Pablo, sabes que te hace mal a la presión… en fin. Mañana veo si lo encuentro a Uriel, quizás el sepa algo de lo que esta pasando.
- Si tenes suerte de que este sobrio quizás balbuce algo con sentido. Sinceramente nunca voy a entender como un Ángel se queda en la tierra solo por la adicción a la bebida, pero hay que reconocerlo, si Uriel no sabe nada de esto entonces va a ser un poco difícil saber que pasa.
- La otra opción que se me ocurre es hablar con Pandora, pero escuche que estaba en Córdoba por estos días, de ultima te tomas un avión y te va a verla Pablo.
- Si claro, total tengo el resto de la semana libre sabes pelotudo… aunque la verdad ese angelito de Pandora esta para hacerle un par de visitas seguidas ja ja ja ja.
- Ja ja ja ja - Ariel miro a su amigo con una sonrisa.
- ¿Te queres quedar a dormir?.
- No gracias, me voy a casa. Déjale a Mecha besos de mi parte.

La puerta del departamento se cerro suave, haciendo un sonido sordo cuando el pestillo de la cerradura mordió la puerta. Ariel respiro hondo y escucho como del otro lado Pablo cerraba la puerta con llave. Se abrigo en su sobretodo y se acerco a la ventana del pasillo echando una mirada en busca de un farol de calle.
“¿Acaso nunca deja de llover en esta ciudad?”. Metió la mano en el bolsillo y contó algunos billetes tratando de calcular cuanto le podría salir un taxi hasta su casa. “A ver si este mes puedo sacar el auto del taller”.
Se dio la vuelta y presiono el botón para llamar al ascensor, cuando las puertas se abrieron con un chirrido a metal viejo una ola de frió golpeo el cuerpo de Ariel haciéndolo tiritar un momento. En el interior vio el espíritu de una mujer alta y estilizada, sus cabellos negros cubrían su rostro haciendo difícil distinguir sus rasgos faciales.[1]
Su piel era de un blanco pálido apagado y a través de sus brazos podían observarse venas de un color oscuro por donde alguna vez paso la sangre. Ariel bajo la mirada a los pies del espíritu y noto que este no tenía pies y levitaba sobre el suelo.
- Solo esto me faltaba para cerrar el día – Ariel se dirigió a las escaleras y empezó a bajar por ellas. – Como si no tuviera suficiente con mi ex esposa.

Notas del Capitulo:
[1] 'La llorona' Durante los primeros años del México Colonial existió una mujer indígena de gran belleza que se enamoró locamente de un español y con quien tuvo tres hijos. A pesar de ello este caballero nunca la desposó y sólo la visitaba en limitadas ocasiones; años más tarde, por así convenirle a sus intereses el español contrajo nupcias con una mujer española. Cuando la mujer indígena se enteró de la traición, enloqueció de rabia y celos a tal grado que asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río, al darse cuenta de lo que había hecho, llena de un gran dolor se suicidó también. Desde entonces, su alma no ha tenido descanso y todas las noches vaga por las calles solitarias o cerca de los ríos buscando a sus hijos y llorando por su muerte, lanzando gritos y gemidos capaces de horrorizar a todo el que la escuche
Es una mujer alta y estilizada cuyo atuendo es de color blanco, aunque no es posible distinguir sus rasgos faciales. Los relatos populares, la describen también como una mujer sin pies, en efecto, parece desplazarse por el piso sin rozarlo.

En otros relatos [el cual se aplica a este capitulo], 'la llorona' se presenta como un ser inofensivo que necesita consuelo y ayuda, despertando piedad en la gente que, cuando se acerca a consolarla, les roba todas sus pertenencias.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Cazador de Brujas

Introdujo entre la cerradura y la puerta una tarjeta de plástico, forcejeo un poco a la izquierda, hacia arriba y hacia abajo hasta que salto el pestillo de la cerradura y la puerta se abrió.
Saco su arma detrás de la cintura en un reflejo de costumbre aunque sabía muy bien que no iba a necesitarla. Se quedo en silencio, observando el entorno, una vez que se sintió seguro, ingreso y cerro la puerta detrás de el.

El departamento estaba lleno de polvo y tierra, oscuro y algo húmedo. Solo y en silencio.
“Se parece a mi departamento.” pensó, mientras sacaba una pequeña linterna para alumbrarse mejor. El halo de luz salio de forma fantasmagórica con un tenue color amarillo dándole al escenario un tinte mas viejo y decrepito de lo que ya estaba.
Ilumino el piso y vio como pequeñas sombras corrían a esconderse debajo de los muebles, en su cara se formo un gesto de asco. “Cucarachas.”.
En pocos pasos estaba en el único cuarto de aquel departamento. La cama desecha y las sabanas arrastradas por el piso dejaban ver el forro del colchón.
Una lámpara y algunos portarretratos en el suelo le hizo vivir una pequeña imagen y una situación de violencia, las marcas en la pared cerca de la mesa de luz se lo confirmaron.
“¿Qué mierda paso acá?”.

Del bolsillo de su saco sacó unos guantes de plástico, guardo nuevamente su arma detrás de su cintura y se los coloco.
Tomo la sabana con cuidado y comenzó a examinarla. No había ningún rastro de sangre, solo estaba un poco rasgada, “alguien no quería que se la llevaran.”. Sobre el colchón tampoco encontró nada, ningún indicio de lo que había pasado hace tres noches atrás, sin embargo eso no lo terminaba de sorprender.
Hacia tres noches atrás los vecinos habían reportado ruidos raros provenientes del departamento. Una pelea se dijo, la vecina menciono que de seguro el novio estaba cascando a la pobre chica. El no era un buen hombre, tomaba demasiado y volvía borracho en repetidas ocasiones. Un hombre malo, eso fue exactamente lo que dijo, ponía música fuerte, la cumbia, salía a bailar y a gritar por los pasillos, ¡Virgen María!, ¡que horror de hombre!

Ariel no puedo evitar hacer una leve sonrisa y pensar en aquella vieja chismosa, estaba seguro que todo el barrio sabia ya como ella llamo a la policia para que lo arrestaran. “Un hombre malo”.
Cuando la policía llego, encontraron a la chica… muerta sobre la cama. Eso dice el informe, pobre pendeja estaba literalmente destrozada. Tenia cortes en los brazos y piernas, precisamente eran tres por miembro, de forma vertical.
“Pobre niña, estoy seguro que se desangro en cuestión de segundos”. La puerta estaba cerrada por dentro, de hecho tuvieron que forzar la cerradura para entrar.
La encontraron sobre la cama, con las sabanas blancas y ni una sola mancha de sangre, ni de ella ni de quien la haya atacado, lo cual era extraño, porque de la forma en que murió teóricamente debería haber pruebas por todo el cuarto.

Se encontraba agachado sobre la lámpara y los cuadros, cuando levanto la vista por la mesa de luz. -¡Hay carajo! - levanto la voz asustado. Una cucaracha posada sobre el borde de la mesa lo observaba. - Cucaracha de mierda - insulto mas relajado pero con el corazón acelerado.
Respiro y se puso de pie, volvió a mirar los cuadros desparramados en el suelo y pensó “Algo se me esta escapando”.
Volvió al living, y observo el entorno nuevamente bajo la luz de su pequeña linterna. El débil halo de luz recorría los rincones proyectando sombras que guardaban sus propios secretos. El calor era insoportable, y la humedad del ambiente al no haber ningún tipo de ventilación era asfixiante.
Paso unos segundos parado en el medio del living observando ausente las cosas. Cuando por fin pestaño “estos putos de la policía científica no son capaces de limpiar ni un poco las cosas ché, al menos podrían haber pasado un trapito por aquí…” se acerco a un mueble con una extensa colección de libros mientras repasaba los títulos de los lomos “…o por aquí”. Estiro la mano y tomo un libro forrado con la piel de algún animal, el lomo estaba bordado con hilos de plata y decía “Malleus Maleficarum”. [1]
- Bingo. - Guardo el libro en el bolsillo interno de su saco y volvió a pasos apresurados a la habitación.
Apoyo la linterna sobre la cómoda en un ángulo que le diera alguna iluminación sobre la cama. Se paro frente a los pies del colchón y respiro pesadamente. Tomo ambos extremos, uno con cada mano y volvió a respirar, pero esta vez algo tenso.

“Uno… dos…” Levanto el colchón hacia arriba y luego con el envión lo tiro sobre el costado derecho. Debajo de la cama salieron varias cucarachas que corrieron a un lugar seguro lejos del alcance de la cegadora luz de aquella nova artificial de dos pilas AA.
“aagh... atrapado en mi peor pesadilla”.
Tomo la linterna de la cómoda y alumbro el piso, se agacho para poder observar mejor y minuciosamente empezó a recorrerlo hasta que dio con lo que estaba buscando.
En la madera había unos raspones importantes. Quizás otra persona habría pensado que accidentalmente se había rayado con algún objeto, una picardía sin duda, pero el sabia que no había sido así.
Se levanto del piso, se sacudió un poco el saco y se dirijo al baño, abrió la puerta con los ojos cerrados y luego de mover un poco la linterna y alumbrar el lugar los abrió.
Se coloco frente al botiquín que tenia un espejo. - Aquí van otros 7 años de mala suerte - le azoto un golpe seco con su arma, y otro más.
Los pedazos rotos cayeron sobre el lavadero, tomo uno lo suficientemente grande y volvió a la habitación.
Se quito el saco y lo deposito sobre una silla que había en el cuarto, lo mismo hizo con su arma, las llaves de su casa y el reloj pulsera que llevaba puesto.
Se paro en lo que el pensó seria el centro de la habitación teniendo como medida aquel extraño raspón en el piso. Cerró sus ojos, respiro muy profundo… y tosió. “Mierda”, se remango la camisa, e intento relajarse. Volvió a cerrar sus ojos, respiro profundo… y recito.

Cum anima expeditus “libre” ex “objetos”, cum corpus “libre” ex dêvinciô, consecutus ex fenestra anima cônspectus “ángel” ut êmônstrô via custodio omnis depravate. [2]

Hubo un pequeño parpadeo en la habitación, Ariel abrió los ojos enfrentando su mirada frente al espejo que sostenía en la mano derecha. Blancos como la niebla y fríos como el resplandor de una armadura sagrada forjada en plata.
Bajo la vista a sus pies y justo donde el estaba parado comenzó a dibujarse un circulo hecho de sal. Una ves que el circulo se dibujo por completo en el sentido de las agujas del reloj comenzaron a trazarse líneas formando un pentagrama. Una estrella de cinco puntas. El trazo comenzó arriba, bajando sobre la izquierda, para luego ir hasta el centro a la derecha, volver en línea recta al centro izquierdo y bajar nuevamente abajo a la derecha. Aparecieron las runas, y símbolos, el circulo brillo por un segundo llenando la habitación de una fuerte luz blanca, para luego apagarse en forma de siseo como cuando se apaga la llama de una vela.
“¡Argh!, carajo como duelen estas mierdas” protesto mientras se frotaba los ojos con las yemas de los dedos.

Ariel puedo observar el círculo que se había dibujado en el suelo durante el encantamiento. Un pobre olor a quemado se desprendía de la madera del piso, la sal chamuscada emitía una risita débil e incomoda mientras se ahogaba al apagarse.
El circulo estaba roto, justo ahí donde estaban los raspones en el suelo que había notado momentos antes.
“Como si el aguinaldo alcanzara ahora tengo que lidiar con esto”. Recogió su saco, las llaves y su reloj de la silla, guardo su arma y se dirigió rápidamente a la puerta, al cerrarla detrás de el saco su celular y marco un numero.

- ¡Pablo!.
- ¿¡Ariel!? Vos no dormís nunca, ¿no?.
- ¡Cállate y escucha boludo!, tenemos un problema.
- ¿Tenemos?, Ariel son las 2 de la mañana, yo estaba haciendo cucharita con Mecha…
- ¡Pero cállate boludo!, tenemos un Cazador de Brujas suelto.
- Me estas jodiendo, ¿no?.
- No.
- Odio a los Cazadores de Brujas.


Notas del Capitulo:
[1] Martillo de las Brujas
[2] Con mi espíritu libre de objetos, con el cuerpo libre de cadenas, busco en la ventana del alma la mirada del ángel que me muestre el camino y me guarde de todo mal.

Las palabras que encierran comillas en la frase en latín es porque no se encontró una traducción a dicha palabra.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Conversaciones

- Hola Ariel, ¿café?.
- Si, gracias.
- Negro, ¿no?.
- Si, y sin azúcar, trato de cuidarme.
- ¡Ché Horacio!, tráeme dos cafés por favor, uno negro sin azúcar y el otro con esa cosa arriba que llaman crema.
- Dios, no se como podes llamar a eso crema.
- Lo se, lo se.
- ¿Qué tenemos acá?.
- Mmm... Una joven de aproximadamente 16 años, las peritos piensan que murió de un paro cardiaco, pero de todas formas eso lo va a develar la autopsia. Aun así hay algo que quiero que veas.
- ¿Qué cosa?.
- Su pecho, aparece esta aureola oscura sobre el corazón, ¿alguna vez viste algo así?.
- No la verdad que no, ¿hay algún rastro de intento de robo o que haya sido atacada?.
- No, ninguno, la puerta estaba cerrada con llave y tampoco presenta en el cuerpo marcas de que halla peleado con alguien.
- ¿Quién la reporto?.
- El novio, vino a buscarla para una salida.
- Carajo, toda una vida por delante, este mundo se va al tacho Marcus.
- Si, lo se… y yo aun no consigo boletos para Madonna.

Celular

- Hola
- Es tarde ¿Qué queres?.
- Solo llamo para ver como esta Eva, ¿esta despierta?.
- No Ariel, no lo esta, no se como será tu calendario, pero mañana se levanta a las 7:00 de la mañana para ir al colegio.
- ¿Cómo esta?.
- Bien, mañana tiene examen de matemáticas, así que hoy a la tarde estuvo un poco nerviosa.
- Bueno, decile por favor que la llame. Y que la quiero mucho.
- Claro.

Fin de la llamada

sábado, 25 de octubre de 2008

Presentación Ariel Kurzik

nota: Todos los diálogos se realizan en forma de pensamientos. Toda la acción transcurre en silencio.

Despierto. Tarde como de costumbre, otra vez volví a quedarme dormido con la ropa del trabajo puesta. ¿Que hora es? Se lleva la mano a lo nariz en forma de pinza tratando de despejarse
Debería comprar un reloj despertador de una buena vez por todas, pero cuando pienso lo poco que estoy en casa me doy cuenta de la mala inversión que seria eso.

Se despereza Unngg.. que fiaca !!! ... aaah... ¡ya!, arriba.
Se levanta de la cama y se dirige a la ventana, corre la cortina Veamos como me saluda Buenos Aires... uh... lluvia otra vez, que tiempo de mierda viejo, tomo un café y me voy... a ver... donde deje el encendedor... aah, si, acá esta.

Pasos del dormitorio a la cocina, maquina de café de filtro, respira hondo Mmmh el aroma del café a la mañana no lo cambiaria por nada, gracias Dios por darnos el café Colombiano. Cafetera encendida, pasos de la cocina al living, prepara las cosas para el trabajo

10 minutos después
Tasa de café sobre la mesa del living, segundo cigarrillo encendido ¿Que será lo que me espera en el día de hoy?
Pausa, se lamenta Espero que no sea nada doloroso, pausa, se enoja Dios que mundo de mierda, cada vez esta mas loco. Mirada perdida sobre la pared blanca, sorbos de café

Ruido de llaves, saco, sobretodo y carpeta con papeles Bueno me voy, acaricia un cuadro en la pared y se dentiene a observarlo unos segundos chau mi amor, nos vemos a la noche si Dios quiere. Sonido de la puerta al cerrarse, llaves en la cerradura al girar

viernes, 24 de octubre de 2008

Presentación Enid Ascalon:

nota: Algunos diálogos se realizan en voz alta y algunos en forma de pensamientos.

¿Qué hora es? Se rasca la frente tratando de despejarse, corre las sabanas y se sienta en la cama Ya tendría que levantarme corre las sabanas y se sienta en el borde de la cama Uff me siento súper cansada, este cambio de horario (*) resulto una porquería para todo… a ver… donde deje las pantuflas… ah si, acá están.
(*) En Argentina el día 20/10/08 se adelantó los relojes una hora.

Se asoma a la ventana y corre la cortina ¿Pareciera que va a llover? Que feo tiempo nos toca últimamente… odio tener que salir cargada con piloto y paraguas y que después no caiga una sola gota. Toma un atado de cigarrillos de la mesa de luz, enciende, exhala – Debería dejar de fumar, debería dejar tantas cosas en mi vida – Mirada perdida sobre la ventana Ahí se largo, mejor preparo la ropa para lluvia.

Apaga el cigarrillo sobre un cenicero en la mesa de luz, camina y cruza su cuarto hasta el de su hija Eva, enciende un velador y la observa Que grande que esta Eva, cuando la veo dormir así me doy cuenta que el tiempo sigue pasando. Observa Un par de años mas y cuando nos queramos acordar ya cumple 10… ¿se durmió con la ropa del colegio puesta? Cierra los ojos y respira Mejor me voy a bañar si no se nos va a hacer tarde, la voy a matar.

10 minutos después
Sale del baño envuelta en toallas y se dirige a su cuarto La lluvia de la ducha anda tan mal, debería cambiarla, Pausa, reflexiona debería cambiar tantas cosas en mi vida… Segundo Cigarrillo, cruza su cuarto hacia el living pensando ¿Que me pongo hoy? Sigue pensativa, gira las llaves de la cerradura de la puerta, abre - ¡Ah genial!, hoy de seguro el diario llega súper tarde y todo mojado, también con este día… bueh, lo leeré a la noche.
Sonido de la puerta al cerrarse, llaves en la cerradura al girar.

jueves, 23 de octubre de 2008

Presentación Eva Kurzik

nota: Los diálogos corresponden a Enid (la mamá de Eva), y Eva misma.

- Vamos Eva, ¡arriba! que es tarde mamita.
- Nnggññh – se frota los ojos, luego de unos segundos se comienza a sentar al borde de la cama
- ¡Eva por favor, vamos amor, todas las mañanas la misma historia! – Guarda una muda de ropa dentro de un cajón – ¿Tenes hambre, que vas a desayunar? - Se dirige a la cocina pero se da la vuelta al llegar a la puerta de la habitación de Eva
- ¿Otra vez te dormiste vestida con la ropa del colegio? - Cara de desaprobación
- Si mamí es más rápido a la mañana así no tengo que cambiarme y duermo un poco más. –
- Vestida o no, yo te llamo todo los días a la misma hora, ¿que te pones ahora?, ¿eh?, mira como esta esta ropa, no podes ir así toda arrugada. Abre el mismo cajón de en donde guardo la ropa y la vuelve a sacar – Vamos, cámbiate por favor, y rápido que es re tarde ya – Pasos a la cocina - ¿¡Que vas a desayunar!?.
- ¡Nada, no tengo hambre!.
(*) Los gritos son por la distancia entre la cocina y la habitación

Se escuchan pasos de la cocina a la habitación, asoma la cabeza por el marco de la puerta y sostiene un envase en su mano izquierda – Eva, hay que desayunar, no puede ser que todas las mañanas sea lo mismo, el desayuno es la comida mas…-
- Bueno, me como un danonena.
- Viste, toma. – Le da el envase que sostenía junto con una cuchara – Y lávate bien los dientes después.

10 minutos después
Suena el portero eléctrico
- Hola, hola… que tal Martin, ya esta bajando eh – Cuelga el auricular del portero eléctrico
- Chau mamí.
- Chau mi amor, te quiero mucho.
- Yo también, te quiero.
- No te desabrigues ¿si?, tiempo de miércoles cada día esta mas loco.
- ¡Mamá me voy!.
- Si, si, dale que se hace tarde, beso nos vemos a la noche. - Sonido de la puerta al cerrarse, llaves en la cerradura al girar