jueves, 13 de noviembre de 2008

Cazador de Brujas

Introdujo entre la cerradura y la puerta una tarjeta de plástico, forcejeo un poco a la izquierda, hacia arriba y hacia abajo hasta que salto el pestillo de la cerradura y la puerta se abrió.
Saco su arma detrás de la cintura en un reflejo de costumbre aunque sabía muy bien que no iba a necesitarla. Se quedo en silencio, observando el entorno, una vez que se sintió seguro, ingreso y cerro la puerta detrás de el.

El departamento estaba lleno de polvo y tierra, oscuro y algo húmedo. Solo y en silencio.
“Se parece a mi departamento.” pensó, mientras sacaba una pequeña linterna para alumbrarse mejor. El halo de luz salio de forma fantasmagórica con un tenue color amarillo dándole al escenario un tinte mas viejo y decrepito de lo que ya estaba.
Ilumino el piso y vio como pequeñas sombras corrían a esconderse debajo de los muebles, en su cara se formo un gesto de asco. “Cucarachas.”.
En pocos pasos estaba en el único cuarto de aquel departamento. La cama desecha y las sabanas arrastradas por el piso dejaban ver el forro del colchón.
Una lámpara y algunos portarretratos en el suelo le hizo vivir una pequeña imagen y una situación de violencia, las marcas en la pared cerca de la mesa de luz se lo confirmaron.
“¿Qué mierda paso acá?”.

Del bolsillo de su saco sacó unos guantes de plástico, guardo nuevamente su arma detrás de su cintura y se los coloco.
Tomo la sabana con cuidado y comenzó a examinarla. No había ningún rastro de sangre, solo estaba un poco rasgada, “alguien no quería que se la llevaran.”. Sobre el colchón tampoco encontró nada, ningún indicio de lo que había pasado hace tres noches atrás, sin embargo eso no lo terminaba de sorprender.
Hacia tres noches atrás los vecinos habían reportado ruidos raros provenientes del departamento. Una pelea se dijo, la vecina menciono que de seguro el novio estaba cascando a la pobre chica. El no era un buen hombre, tomaba demasiado y volvía borracho en repetidas ocasiones. Un hombre malo, eso fue exactamente lo que dijo, ponía música fuerte, la cumbia, salía a bailar y a gritar por los pasillos, ¡Virgen María!, ¡que horror de hombre!

Ariel no puedo evitar hacer una leve sonrisa y pensar en aquella vieja chismosa, estaba seguro que todo el barrio sabia ya como ella llamo a la policia para que lo arrestaran. “Un hombre malo”.
Cuando la policía llego, encontraron a la chica… muerta sobre la cama. Eso dice el informe, pobre pendeja estaba literalmente destrozada. Tenia cortes en los brazos y piernas, precisamente eran tres por miembro, de forma vertical.
“Pobre niña, estoy seguro que se desangro en cuestión de segundos”. La puerta estaba cerrada por dentro, de hecho tuvieron que forzar la cerradura para entrar.
La encontraron sobre la cama, con las sabanas blancas y ni una sola mancha de sangre, ni de ella ni de quien la haya atacado, lo cual era extraño, porque de la forma en que murió teóricamente debería haber pruebas por todo el cuarto.

Se encontraba agachado sobre la lámpara y los cuadros, cuando levanto la vista por la mesa de luz. -¡Hay carajo! - levanto la voz asustado. Una cucaracha posada sobre el borde de la mesa lo observaba. - Cucaracha de mierda - insulto mas relajado pero con el corazón acelerado.
Respiro y se puso de pie, volvió a mirar los cuadros desparramados en el suelo y pensó “Algo se me esta escapando”.
Volvió al living, y observo el entorno nuevamente bajo la luz de su pequeña linterna. El débil halo de luz recorría los rincones proyectando sombras que guardaban sus propios secretos. El calor era insoportable, y la humedad del ambiente al no haber ningún tipo de ventilación era asfixiante.
Paso unos segundos parado en el medio del living observando ausente las cosas. Cuando por fin pestaño “estos putos de la policía científica no son capaces de limpiar ni un poco las cosas ché, al menos podrían haber pasado un trapito por aquí…” se acerco a un mueble con una extensa colección de libros mientras repasaba los títulos de los lomos “…o por aquí”. Estiro la mano y tomo un libro forrado con la piel de algún animal, el lomo estaba bordado con hilos de plata y decía “Malleus Maleficarum”. [1]
- Bingo. - Guardo el libro en el bolsillo interno de su saco y volvió a pasos apresurados a la habitación.
Apoyo la linterna sobre la cómoda en un ángulo que le diera alguna iluminación sobre la cama. Se paro frente a los pies del colchón y respiro pesadamente. Tomo ambos extremos, uno con cada mano y volvió a respirar, pero esta vez algo tenso.

“Uno… dos…” Levanto el colchón hacia arriba y luego con el envión lo tiro sobre el costado derecho. Debajo de la cama salieron varias cucarachas que corrieron a un lugar seguro lejos del alcance de la cegadora luz de aquella nova artificial de dos pilas AA.
“aagh... atrapado en mi peor pesadilla”.
Tomo la linterna de la cómoda y alumbro el piso, se agacho para poder observar mejor y minuciosamente empezó a recorrerlo hasta que dio con lo que estaba buscando.
En la madera había unos raspones importantes. Quizás otra persona habría pensado que accidentalmente se había rayado con algún objeto, una picardía sin duda, pero el sabia que no había sido así.
Se levanto del piso, se sacudió un poco el saco y se dirijo al baño, abrió la puerta con los ojos cerrados y luego de mover un poco la linterna y alumbrar el lugar los abrió.
Se coloco frente al botiquín que tenia un espejo. - Aquí van otros 7 años de mala suerte - le azoto un golpe seco con su arma, y otro más.
Los pedazos rotos cayeron sobre el lavadero, tomo uno lo suficientemente grande y volvió a la habitación.
Se quito el saco y lo deposito sobre una silla que había en el cuarto, lo mismo hizo con su arma, las llaves de su casa y el reloj pulsera que llevaba puesto.
Se paro en lo que el pensó seria el centro de la habitación teniendo como medida aquel extraño raspón en el piso. Cerró sus ojos, respiro muy profundo… y tosió. “Mierda”, se remango la camisa, e intento relajarse. Volvió a cerrar sus ojos, respiro profundo… y recito.

Cum anima expeditus “libre” ex “objetos”, cum corpus “libre” ex dêvinciô, consecutus ex fenestra anima cônspectus “ángel” ut êmônstrô via custodio omnis depravate. [2]

Hubo un pequeño parpadeo en la habitación, Ariel abrió los ojos enfrentando su mirada frente al espejo que sostenía en la mano derecha. Blancos como la niebla y fríos como el resplandor de una armadura sagrada forjada en plata.
Bajo la vista a sus pies y justo donde el estaba parado comenzó a dibujarse un circulo hecho de sal. Una ves que el circulo se dibujo por completo en el sentido de las agujas del reloj comenzaron a trazarse líneas formando un pentagrama. Una estrella de cinco puntas. El trazo comenzó arriba, bajando sobre la izquierda, para luego ir hasta el centro a la derecha, volver en línea recta al centro izquierdo y bajar nuevamente abajo a la derecha. Aparecieron las runas, y símbolos, el circulo brillo por un segundo llenando la habitación de una fuerte luz blanca, para luego apagarse en forma de siseo como cuando se apaga la llama de una vela.
“¡Argh!, carajo como duelen estas mierdas” protesto mientras se frotaba los ojos con las yemas de los dedos.

Ariel puedo observar el círculo que se había dibujado en el suelo durante el encantamiento. Un pobre olor a quemado se desprendía de la madera del piso, la sal chamuscada emitía una risita débil e incomoda mientras se ahogaba al apagarse.
El circulo estaba roto, justo ahí donde estaban los raspones en el suelo que había notado momentos antes.
“Como si el aguinaldo alcanzara ahora tengo que lidiar con esto”. Recogió su saco, las llaves y su reloj de la silla, guardo su arma y se dirigió rápidamente a la puerta, al cerrarla detrás de el saco su celular y marco un numero.

- ¡Pablo!.
- ¿¡Ariel!? Vos no dormís nunca, ¿no?.
- ¡Cállate y escucha boludo!, tenemos un problema.
- ¿Tenemos?, Ariel son las 2 de la mañana, yo estaba haciendo cucharita con Mecha…
- ¡Pero cállate boludo!, tenemos un Cazador de Brujas suelto.
- Me estas jodiendo, ¿no?.
- No.
- Odio a los Cazadores de Brujas.


Notas del Capitulo:
[1] Martillo de las Brujas
[2] Con mi espíritu libre de objetos, con el cuerpo libre de cadenas, busco en la ventana del alma la mirada del ángel que me muestre el camino y me guarde de todo mal.

Las palabras que encierran comillas en la frase en latín es porque no se encontró una traducción a dicha palabra.

1 comentario:

  1. Cada vez tiene una onda más definida, yo lo saco más argento a Ariel

    muy bueno, después te paso lo que pienso

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